Las emociones se parecen a un volcán que, con la acumulación de lava y gases suficiente, entra en erupción a través de una grieta en la corteza terrestre. Es decir, si las emociones se van acumulando sin gestionarse correctamente, cualquier cosa que nos ocurra y se añada a eso, puede generar una “erupción emocional”. La clave está entonces, en ser conscientes de las emociones que se nos están sumando, e ir gestionándolas para que no se acumulen. Tener el volcán frío, por así decirlo.

¿Quieres hacer en casa el volcán de Volere? Es muy sencillo y así los más pequeños (y los que no lo son tanto) podrán reflexionar sobre esto mismo.

Primero, mezclamos en un recipiente aparte, dos cucharitas de agua con una de levadura. En el recipiente que usaremos como volcán (por ejemplo, una botella de plástico), ponemos dos vasitos de agua oxigenada y varias gotas de colorante alimenticio (preferiblemente rojo, pues le dará el color a la lava). Añadimos la primera mezcla de agua y levadura, al recipiente del volcán. Y ya sólo nos queda el elemento que hará que reaccione: detergente.

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¡No entres en erupción! Hay maneras de enfriar la lava…