Mucho se ha hablado de la hipnosis, no sin controversia en ocasiones. Útil recurso para películas, espectáculos y medios de comunicación, ¿qué es realmente? No pretendemos hacer una extensa revisión sobre ello, por lo que vamos a intentar arrojar algo de luz sobre el tema, de un modo accesible y con práctica incluida (tranquilo estimado lector, puedes respirar aliviado).
Ya fuera para potenciar tratamientos médicos o espirituales, desde hace muchos años, siglos incluso, las principales culturas han usado la sugestión (las instrucciones que se dan con la intención de que generar cambios en otro, en las sensaciones, motivaciones, pensamientos, acciones…).
En la actualidad, algunos expertos que han profundizado en el tema, marcan los siguientes elementos como esenciales en cualquier ejercicio hipnótico:
- Capacidad de imaginación: indudablemente, será importante poder recrear mentalmente y con detalles, las instrucciones de los ejercicios de hipnosis.
- Focalización atencional: no parece muy probable que podamos centrarnos en lo que se nos propone en los ejercicios si estamos pensando en la lista de la compra.
- Implicación emocional: tratar de experimentar las sensaciones propuestas, sobre todo para un trabajo terapéutico, es importante seguir el ejercicio también a nivel emocional.
- Influencia de los demás: la medida en que nos importe qué pueden pensar de nosotros, es uno de los elementos con los que somos más o menos sugestionables por los demás.
Desde estos elementos, quizá alguien haya podido desligar la hipnosis de la visión más esotérica que a veces se nos ofrece. Para terminar de asentar más la idea, vamos a ir “al lio”. ¿Quieres comprobar qué es esto de la sugestionabilidad y la hipnosis? Te proponemos un sencillo ejercicio para que explores sensaciones y compruebes tu grado de “hipnotabilidad”. Y no, no te vas a quedar como un zombi de Walking Dead por hacerlo. Puedes pedirle a alguien que te lea el ejercicio, o bien memorizar las instrucciones antes de realizarlo.
Instrucciones: siéntate cómodamente y coloca tus brazos extendidos, como si quisieras alcanzar algún objeto lejano. Pon las palmas de las manos mirándose una a otra en paralelo, con varios centímetros de separación entre ellas. Cierra los ojos, pues será más fácil imaginar lo que se plantea continuación. Imagínate que tus brazos son dos pesadas barras de acero y que, en tus manos, tienes dos imanes. Pero en cada mano, hay un imán de signo contrario a la otra. Por eso, empiezas a sentir que tus manos se atraen con intensidad. De hecho, empiezas a sentir que tus brazos se mueven…que tus manos se juntan. Son dos potentes imanes que se atraen con fuerza. Es como si una cuerda rodeara y tendiera a estrechar una muñeca contra la otra con fuerza. Por lo tanto, las manos se unen cada vez más. Y es curioso porque cuanto más tratas de separarlas, más se juntan. Están pegadas, fuertemente pegadas.
Estas son las instrucciones del ejercicio, te recomendamos que no leas lo que hay a continuación hasta que lo hayas concluido (momento spoiler). Si al abrir tus ojos, tus manos están más juntas que cuando los cerraste, o incluso se han llegado a juntar completamente, se podría considerar que has desarrollado el ejercicio y que dispones de los principales factores de sugestionabilidad.
Esperamos que, con la puesta en marcha del ejercicio, haya quedado algo más claro qué es la hipnosis, cuáles son sus principales componentes y cómo se trabajan estas técnicas en terapia. Evidentemente, los contenidos terapéuticos de los ejercicios estarían más relacionados con las emociones y experiencias concretas de la persona, para que puedan servirle de mayor ayuda.
Si tienes curiosidad, anímate a compartir con nosotros tus inquietudes o reflexiones tras hacer el ejercicio, a través de las redes sociales o del correo electrónico.
Comentarios recientes